El Tajo de Ronda es una grieta de unos 100 metros de profundidad. Por esta se abre paso el río Guadalevín. Por la parte más alta del tajo, cruza el conocido como Puente Nuevo, símbolo inequívoco de la ciudad. El Puente Nuevo fue construído entre los años 1759 y 1793, tras el derrumbamiento del antiguo puente. Las obras estuvieron a cargo de José Martín de Aldehuela. Este une la parte histórica de la ciudad con la zona más moderna.
El Puente Nuevo sustituyó a otro construido en 1735, que se había derrumbado en 1740. El derrumbe provocó la muerte de unas 50 personas. Para sufragar las obras del Puente Nuevo, se tuvo que recoger dinero de la Real Maestranza e imponer un impuesto en la Feria de Mayo.